SÍNDROME METABÓLICO
¿EN QUÉ CONSISTE?
El síndrome metabólico lo constituye una serie de factores de riesgo que incluyen:
Obesidad abdominal
Disminución de la capacidad para procesar la glucosa (aumento de la glucosa
en sangre y/o resistencia a la insulina)
Niveles de lípidos no saludables (dislipemia)
Aumento de la presión arterial (hipertensión)
Las personas que tienen este síndrome presentan mayor riesgo de desarrollar
enfermedad cardiovascular y/o diabetes tipo 2. El síndrome metabólico es bastante
frecuente y recibe varios nombres (síndrome dismetabólico, síndrome X, síndrome de
resistencia insulínica, síndrome relacionado con la obesidad y síndrome de Reaven). A
muchas personas con este síndrome se las ha educado en la importancia de detectar
signos de diabetes, en controlar la presión arterial y los niveles de colesterol, y en la
práctica del ejercicio, pero poco se ha hablado respecto a considerar de manera
conjunta todos estos factores excepto para la consecución de un estilo de vida
saludable.
El síndrome metabólico puede afectar a cualquier persona y a cualquier edad, aunque
es más frecuente en personas sedentarias y con sobrepeso, cuya grasa se localiza
mayoritariamente en el área abdominal.
A pesar de que diversos organismos nacionales e internacionales emplean ciertos
criterios para definir el síndrome metabólico, otros organismos como la American
Diabetes Association (ADA) cuestionan el valor de un diagnóstico específico de un
síndrome metabólico. Se basan en que los criterios, considerados de manera conjunta,
no proporcionan utilidad adicional respecto a los criterios considerados
individualmente, para predecir el riesgo de enfermedad cadiovascular o diabetes. La
ADA sugiere que los científicos deben primero ponerse de acuerdo antes de
considerar si el síndrome metabólico puede definirse como síndrome.
Hay aspectos relacionados con el síndrome metabólico que no se han incluido en el
ATP III como las tendencias protrombóticas (formación de coágulos) y
proinflamatorias. A pesar de que los síntomas de la enfermedad pueden estar
ausentes, estas tendencias pueden ser un aviso de una mayor probabilidad de
obstrucción de arterias, enfermedad cardíaca, infartos cerebrales (accidente vascular
cerebral), diabetes, enfermedad renal e incluso muerte prematura. Si no se trata, el
síndrome metabólico puede dar complicaciones en menos de 15 años. Si al síndrome
metabólico se le asocia el tabaco, empeora el pronóstico.
La principal causa de la mayoría de casos de síndrome metabólico se encuentra en
unos hábitos alimentarios pobres y en un estilo de vida sedentario. En algunos casos
se diagnostica en pacientes hipertensos y en casos de diabetes mal controlada. Una
minoría se produce en pacientes con factores genéticos asociados, todavía poco
conocidos.
Todos los factores asociados al síndrome metabólico están interrelacionados. La
obesidad y la falta de ejercicio tienden a producir una resistencia insulínica. Ésta tiene
un efecto negativo sobre la producción de lípidos, aumentando las VLDL (lipoproteínas
de muy baja densidad), las LDL (lipoproteínas de baja densidad o "colesterol malo") y
los triglicéridos en sangre, y disminuyendo las HDL (lipoproteínas de alta densidad o
"colesterol bueno"). Todo esto conduce a la formación de placas de grasa en las
arterias, aumentando así el riesgo de enfermedad cardiovascular y accidentes
vasculares cerebrales. La resistencia insulínica también aumenta los niveles de
insulina y de glucosa en sangre. El exceso de insulina aumenta la retención de sodio
por el riñón, que a su vez ocasiona un aumento de la presión sanguínea e
hipertensión. Niveles altos de glucosa durante mucho tiempo provocan daño en vasos
sanguíneos y órganos como los riñones.
¿Cómo podemos diagnosticarlo?
Se puede sospechar el síndrome metabólico en una persona que tenga una obesidad
central/abdominal y un estilo de vida sedentario, pero para realizar el diagnóstico son
necesarias diferentes pruebas. Entre las pruebas recomendadas destacan las que se
exponen a continuación.
Pruebas de laboratorio
Glucosa: normalmente se solicita la glucosa en ayunas pero, en algunos casos,
se puede solicitar una glucosa postpandrial (después de la comida) o un TTOG
(Test de Tolerancia Oral a la Glucosa, en el que se mide la glucosa a diferentes
tiempos después de administrar una cantidad conocida de glucosa). El objetivo
es saber si la persona tiene una respuesta alterada a la glucosa y en
consecuencia, niveles elevados de glucosa en sangre.
Perfil lipídico: se mide colesterol HDL, colesterol LDL, triglicéridos y colesterol
VLDL. Si los triglicéridos son significativamente altos, debería medirse el
colesterol LDL por un método directo
Otras pruebas de laboratorio no están recomendadas en el diagnóstico del síndrome
metabólico, pero pueden aportar cierta información. Incluyen:
Péptido C. Constituye un marcador endógeno (propio del individuo) fiable de la
producción de insulina
Microalbúmina. Es un indicador precoz de enfermedad renal, por lo que se usa
en el seguimiento de las personas diabéticas según recomendaciones de la
OMS.
Proteína C reactiva ultrasensible. Determina el grado de inflamación, lo que
resulta útil en la evaluación del riesgo cardiovascular
LDL pequeñas y densas. Se determina la cantidad de este tipo de partículas
que tiene el individuo. Las LDL se clasifican según su tamaño, y las más
pequeñas y más densas, que se forman cuando la concentración de
triglicéridos y VLDL en la sangre son altas, se cree que son las más agresivas
en la formación de placas de aterosclerosis. Esta prueba no se hace en todos
los laboratorios, se solicita raramente y no está bien establecida su utilidad
clínica
Insulina. La insulina en ayunas es demasiado variable para ser útil en el
diagnóstico del síndrome metabólico, pero suele estar elevada en personas
afectas de este síndrome
Hay otras pruebas cuya utilidad en el diagnóstico del síndrome metabólico todavía no
ha sido bien establecida. Destacan el inhibidor de tipo 1 del activador de plasminógeno
(PAI-1) y la proinsulina.
Otras pruebas diagnósticas (ajenas al laboratorio)
Presión arterial. Para detectar si existe hipertensión
Peso y circunferencia abdominal. Para objetivar la obesidad abdominal
IMC (Índice de Masa Corporal). Es una medida alternativa de la obesidad. Para
calcularla son necesarios el peso y la talla, y se calcula según se indica: [Peso
(Kg) / Talla al cuadrado (metros)]. Por ejemplo, para un peso de 75 kg y una
talla de 1.75 metros el IMC sería: 75 / (1.75 x 1.75) = 24.5. Se considera obeso
a un adulto si su IMC es mayor de 30. Sin embargo este cálculo no tiene en
cuenta la distribución del exceso de peso en el cuerpo
Tratamiento
Los principales tratamientos para el síndrome metabólico son la pérdida de peso, el
ejercicio regular y el abandono de consumo de tabaco. La pérdida de peso y el
ejercicio pueden:
Disminuir la presión arterial
Aumentar la sensibilidad a la insulina
Disminuir los triglicéridos y el colesterol LDL
Aumentar el colesterol HDL
Disminuir el riesgo de enfermedad cardiovascular y de accidente vascular
cerebral
El tratamiento farmacológico puede ser necesario para controlar la hipertensión y los
niveles altos de colesterol. Algunos médicos recomiendan la aspirina para disminuir el
riesgo de formación de coágulos y una minoría también prescribe fármacos para
aumentar la sensibilidad a la insulina (aunque no existe un acuerdo amplio en este
aspecto).
Las personas con síndrome metabólico deberían aunar esfuerzos con su médico y
otros profesionales como el dietista para conseguir un tratamiento individualizado y la
monitorización de su eficacia.
Enlaces
American Academy of Family Physician, Familydoctor.org: Metabolic Syndrome
Cleveland Clinic: Metabolic syndrome
Mayo Clinic: Metabolic syndrome
Kidshealth.org: Metabolic syndrome
CDC: Nutrition and Physical Activity
CDC: Overweight and Obesity
The Practical Guide: Identification, Evaluation, and Treatment of Overweight and
Obesity in Adults
NIDDK: Nutrition
Clinical Nutrition Research Center at Harvard
American Heart Association: Metabolic Syndrome